Las posibles repercusiones de la delicadísima situación que atraviesa la economía española, trascienden su ámbito geográfico, extendiéndose no sólo a toda la Unión Europea, sino a todo el sistema financiero internacional. ¡Qué duda cabe, que Euskadi, por su nivel de integración e interdependencia estará también entre las lista de afectadas!
Un grupo de 17 prestigiosos economistas han elaborado un documento titulado “Breaking the deadlock: A path Out of the crisis”, en el que constatan lo delicado de la situación, pero no conformándose con el diagnóstico, elaboran las líneas estratégicas en las que trazar un camino de salida de esta crisis y esbozan posibles medidas de urgencia en el corto plazo, para revertir el proceso.
La idea de fondo es que es posible compatibilizar los objetivos entre los países deudores y acreedores de la UE, y entre la visión de corto plazo y la de largo recorrido, en beneficio de todos. La responsabilidad de esta situación sin embargo no es sólo de los deudores, sino que también los acreedores quienes también han contribuido a crearla, fomentando sin límite la concesión de créditos. De no llegarse a un consenso entre ambas visiones, los perjudicados serán todos, sin excepción.
Luego la primera reflexión viene dada por el hecho de que es posible salvar esta situación, si bien el nivel de complejidad es elevado, en la medida en que supone poder de acuerdo a intereses frecuentemente contrapuestos, que representan a opiniones públicas con visiones hastiadas y exhaustas por diversas razones.
Los expertos, constituidos en un comité de reflexión (INET Council on the Eurozona Crisis), coinciden en señalar que es posible solventar la crisis. Se precisa para ello distinguir entre costes heredados de un diseño imperfecto de la zona euro por un lado (es decir los más urgentes referidos a la crisis) y los costes asociados a la redefinición del nuevo modelo por otro (es decir lo realmente importante). Para el primer caso proponen desarrollar una estrategia de estabilización de los países en recesión y con salidas de capital y, para el segundo, la puesta en marcha de una unión bancaria con una zona euro fuerte.
Diagnóstico sombrío
El Euro camina hacia la ruptura con incalculables costes. La crisis de liquidez que se avecina en España (… seguramente a “días vista”) empuja a la ruptura de la zona euro. Asocian este hecho al diseño defectuoso de la zona euro. Quienes lo propiciaron son también responsables de hallar una solución. No se trata tanto de socializar las pérdidas entre los ciudadanos (los fallos sistémicos no eximen de las responsabilidades individuales), sino de ofrecer una respuesta colectiva entre países compartiendo responsabilidades entre deudores y acreedores. De no producirse este consenso, el euro acabará desintegrándose.
Se precisa por tanto una respuesta COLECTIVA, sin olvidar las responsabilidades nacionales. La falta de acuerdo entre ambas visiones que se plasme en un PLAN DE ACCCION y satisfaga las necesidades de ambas partes, se mide en incalculables pérdidas económicas y humanas.
Norte y Sur (excedentarios vs deficitarios): necesidad de acuerdo
La tarea sin embargo no resulta fácil. Al contrario, existe una sensación de hastío compartido entre unos y otros y una cierta desilusión por no ser capaces que el otro actúe de la forma deseada. Es lo que Iñaki Caminos denomina “Retrato de una Europa fatigada, casi exhausta”. Esta sensación de asistir a un proceso sin fin, alimenta la salida de capitales y mina el apoyo público a las reformas estructurales, generalizando el cansancio en unos y otros.
Los países excedentarios, tienen la sensación de que las reformas en los países deficitarios se hacen sólo BAJO PRESION. Ello ha minado el apoyo de la opinión pública a dar una respuesta ordenada a la crisis. La desconfianza mutua impide los acuerdos y perjudica a ambas partes. Así, si los países deudores se comprometieran con los ajustes fiscales y aplicaran políticas de reducción de la deuda sobre el PIB a “niveles razonables” a largo plazo, los acreedores admitirían la concesión de ayudas puntuales en el corto plazo para afrontar políticas anticíclicas. Pero cumplir la condición primera resulta complicado, en la medida en que los ajustes fiscales tropiezan con la oposición de los votantes.
La solución viene de la mano de formas creativas de abordar y solventar este problema, ofreciendo suficientes recursos de apoyo sujetos al cumplimiento de determinados condicionados, de manera que la situación sea percibida como justa por los votantes de los países deudores y creíble por los votantes de los países acreedores y por los mercados financieros.
Otra razón que justifica el acercamiento de posturas es que para ambos grupos de países, los problemas derivados de la ruptura del euro son mayores que los costes de afrontar el arreglo de los fallos del diseño de la zona euro.
Consejo europeo de Junio: en la buena dirección… pero insuficiente
Los expertos admiten que las decisiones adoptadas en el Consejo de junio van en la buena dirección… pero no son suficientes. De este modo, la fijación de un calendario para creación de autoridad de supervisión bancaria es una decisión positiva, si bien se echa de menos la concreción de medidas para evitar la caída de los países deficitarios, para estabilizar el mercado deuda con la participación del fondo de estabilización (ESM) y la falta de acuerdo sobre un sistema de supervisión común. Por otro lado, la financiación de proyectos de inversión con remantes de fondos estructurales y BEI no resulta suficiente.
La referida a la financiación con remanentes de fondos estructurales, es una medida “cara a la galería”. Al menos en el caso de Euskadi, ya que los fondos estructurales adscritos al Gobierno Vasco y otras instituciones públicas dentro del programa POCTEFA, están asignados a proyectos incluidos en líneas de actuación de los diversos departamentos. Si, por cualquier causa, un determinado proyecto no se lleva a efecto, se sustituiría por otro “acogible”, lo que de facto reduce a la mínima expresión los fondos estructurales disponibles. Análogas consideraciones son extensibles a otros gestores de fondos estructurales en España, por ello la disponibilidad de recursos adicionales vía fondos estructurales es más teórica que real.
Ante esta situación se precisa desarrollar una NUEVA ESTRATEGIA
Los objetivos de la estrategia pasan por restaurar la fe en el área euro y en la UE, bajo la promesa de un futuro mejor con más riqueza y estabilidad. Además es necesario estabilizar la subida de tipos y propiciar la caída de producción y de empleo en los países deficitarios. La reducción de los niveles de deuda a medio plazo (pública en Italia y privada en España) y el apoyo a la corrección de los desequilibrios de las balanzas de pagos en la zona euro junto al aumento de la credibilidad del euro para evitar su recaída, completan los objetivos.
Se observa sin embargo un conflicto entre objetivos contrapuestos. No es posible aumentar la producción y el empleo sin retrasar los ajustes fiscales y sin aumentar el apoyo a los deficitarios.
Las preocupaciones de los países del norte se centran en la forma de prestar ayuda sin poner en riesgo su propio superavit y en cómo incentivar a los deficitarios y garantizarse que las transferencias no sean permanentes en el futuro.
En todo caso, compartir esfuerzos es NECESARIO, bajo la premisa de que la RUPTURA de la ZONA EURO conlleva costes derivados para TODOS los países; además, también es JUSTO , dado que la situación se produce por la acción combinada de deudores y también prestamistas. Se trata de resaltar la idea de responsabilidad compartida.
En suma, es preciso combinar dos aproximaciones de diferente perspectiva temporal:
a) de largo plazo-> a favor de un área financiera estable sustentada en el mercado único europeo, con crecimiento y sin ayudas permanentes para los deficitarios.
b) de corto plazo-> crear condiciones para recuperar la producción y el empleo, manteniendo los incentivos para seguir ajustando, para potenciar la solvencia fiscal y reducir el exceso de deuda y los desequilibrios de la balanza corriente.
Reconociendo la gravedad de la situación, la postura de los expertos es esperanzadora y se basa en la proactividad de unos y otros, estando condenados a entenderse, mediante concesiones en sus postulados de partidas que conduzcan a identificar unas bases mínimas sobre las que sustentar la salida de la situación, que en todo caso será larga y difícil. Todo ello postulando un papel más activo del BCE en la estabilización de las tensiones de los mercados financieros, entre otros, mediante la compra de deuda soberana de los países más afectados.
Carlos
Suena muy bonito Iñaki y ojalá exista una opción de implementar soluciones que compartan las responsabilidades.
Pero entiendo que un Holandés, Sueco, Alemán… lea el periódico y piense que un país donde el chorizo de turno se hace esculturas faraónicas con dinero público, se construye aeropuertos que nunca se van a usar, usa su relación monacal para chulear a todo un país, etc, etc, etc, etc, etc, etc… diga ¿y yo voy a poner mi dinero para salvar el culo (perdón por la expresión) a este país de chorizos?
La verdad, creo que tenemos que empezar por limpiar debajo de la alfombra de casa (y sabes que no soy de los que opina que se limpie levantando la alfombra cada cuatro años, más bien sacudiéndola bien sacudida)y una vez hechos los deberes, poder presentarnos con la cara limpia ante el resto de correligionarios. Un abrazo
Juanjo
Hola Iñaki.- No dudo de que lo que se dice hay que hacerlo y que no es fácil pues llevamos mucho tiempo así. Dicen los expertos que lo que tenemos que hacer es el mal menor, o nos arreglamos cediendo o perdemos todos. Es un dilema del que en muchas ocasiones salimos con el perdemos todos, porque nadie quiere decir y asumir su responsabilidad frente al otro. Los que deciden, en los foros económicos, no son los que van a perder, estos son los de de a pié. Son los 6000€ que cada ciudadano del País Vasco paga de impuestos al año y que tienen que pagar ademas prestamos impuestos, sobre cosas que no han decidido hacer. Si el agujero global es de 600.000M de Euros,por ejemplo, y somos 40M, nos toca a 15.000 € de deuda por persona. Son 2,5 años de trabajo para pagarlo, sin pagar otra cosa lo que es imposible. O 15 años con una recaudación de un más 16% y ademas unos intereses. Es una deuda que se impone al ciudadano para muchos años y sobre estas premisas deberiamos tratar el problema. No comparto que las soluciones se acuerden en los foros desde donde se han tolerado la creación de una economía no sostenible.
Roberto
Parece que estamos condenados a entendernos.
Quizá de haberlo sabido ni deudores ni acreedores hubieran entrado en una zona euro así,pero ahora parece peor el remedio que la enfermedad.
La duda es hasta cuándo piensan estirar esta situación y si eso va a ser sostenible para nosotros. Hay muchas empresas en el alero y hace falta muy poco para que caigan.
Pedro
La crsis financiera europea puede evidentemente acometerse desde una reforma institucional e incluso desde un regulación bancaria más acertada. También el euro, como sistema monetario, es un pan a medio hacer. El comportamiento de los mercados de deuda soberana constata al desconfianza en una moneda privada de las necesarias herramientas que permitan los ajustes clásicos, cuando soberanía y precio de la moneda siguen rutas diferentes.
No obstante nos encontramos ante un cambio de mentalidad, una alteración del modelo de pensar. Podemos relacionar el euro como el broche de una unión europea tan soñada y añorada, pero los romanos no atravesaron sino de forma puntual el Rin. Dos formas de pensar están chocando en Europa. No sabemos ahora mismo cómo resolver problemas que se paltearon con crudeza en el siglo XVI.
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