La veloz e imparable extensión del entorno virtual aumenta el protagonismo de las personas, alterando las posiciones de fuerza entre éstas y el poder político, evidenciando la necesidad de una rápida y urgente transformación de la gobernanza política.
El entorno virtual, que cada vez adquiere mayor protagonismo en nuestra sociedad y, por extensión, en nuestras vidas, está en la base del denominado «efecto Groundswell» *, relativo a las tendencias sociales de usar las Nuevas Tecnologías para obtener lo que unas personas necesitan de otras, como alternativa a lo venían haciendo hasta ahora, es decir, acudir a las instituciones como las corporaciones.
Según Forrester, Groundswell es un concepto que abarca el cambio social, posible por las nuevas tecnologías y por el uso social de las mismas para comunicarse entre sí y con las empresas, de una forma fácil, barata y nunca conocida hasta el momento.
A diferencia de no hace mucho tiempo, vivimos una nueva realidad en un mundo donde la gente crea blogs, contenidos, se conecta a redes sociales y mundos virtuales, colabora entre sí a través de los espacios wiki y de contenido abierto, reacciona frente a otros a través de foros, opiniones, reseñas; etiqueta contenidos (Digg , Delicious…. ) y los comparte en red,…
Ello nos conduce a una sociedad y una economía más abierta y virtualmente más interrelacionada, donde es posible crear espacios y oportunidades de debate cosmopolitas, construir ideales y visiones compartidas, como elementos esenciales de la nueva política.
Según Subirats, en un interesante artículo sobre «Otra época ¿otra política? » esas son las bases para poder hablar de ciudadanía, de inclusión social, de sociedad en la que vale la pena vivir. De esta suerte estamos ante una nueva realidad, ante un nuevo país, una nueva forma de vivir que comporta nuevas reglas de juego de interacción, leyes y delitos.
Ahora bien, me sumo a la tesis de Subirats de que esta realidad se contrapone con el continuismo observable en la política y en los responsables, que actúan como si nada hubiera cambiado, como si no hubiera cada vez más formas de integración y participación ciudadana, en suma como si no afrontáramos un nuevo paradigma.
La distancia entre esta nueva realidad social en la que nos movemos y el sistema político imperante, se refleja como ejemplo en el movimiento 15M, fruto de esas nuevas reglas. La sensación de «poder» en la gente descontenta con el funcionamiento del modelo político y económico que les rodea, es cada vez mayor. El número de personas que a través de su interacción y participación en las redes sociales percibe la posibilidad de «cambiar el entorno» aumenta cada día. Habrá un momento, todo es cuestión de tiempo, en que lo que ahora se observa como excepcional, sea la pauta imperante y los modos de relación habituales. Ello exigirá una profunda y radical transformación del modelo político y de las relaciones administración-administrados.
En este escenario socio-económico-digital, la fauna de usuarios es amplia. Varía desde los creadores o productores de contenidos, los críticos, los coleccionistas (etiquetadores), participantes, espectadores e inactivos (no involucrados). Cada uno de estos subgrupos precisa de aproximaciones de marketing distintas en función de sus rasgos característicos.
¿Cómo aproximarse y sacar ventaja de las oportunidades de este mundo groundswell?
Los autores de El Mundo Groundswell, recomiendan hacer un plan personal de aproximación al nuevo mundo, siguiendo un método progresivo y paulatino, donde las personas, la fijación de objetivos y la estrategia se complementan con la elección del soporte tecnológico más apropiado.
Una vez trazado el plan, es preciso escuchar a los clientes o colectivos a los que se quiere acceder; hablar permitiendo el doble sentido de las ideas, exposición y contraste, a modo de «feedback»; vigorizar, identificar a los interlocutores más activos y apoyar favoreciendo la interacción también entre los propios usuarios. Todo ello desde la vertiente de relación con sus colectivos de interés y, en el caso de empresas, también hacia dentro, favoreciendo la interacción de los propios empleados.
*Véase «El Mundo Groundswell. Cómo aprovechar los efectos sociales espontáneos en la red» de Charlene Li y Josh Bernoff)
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Carlos
Artículo muy interesante aunque me gustaría matizar un punto.
No creo que la clase política actúe como si nada hubiera cambiado sino que el miedo al descontrol actual es lo que les impide avanzar en este campo.Me explico.
Actualmente la clase política está acostumbrada al control-manipulación que hacen de los medios-mensajes que envían. Despotrican unos de otros pero en un canal unidireccional ya que sólo ello tienen la posibilidad de lanzar esos mensajes a través de esos medios, unos contra otros pero siempre dirigidos al público final, quien no puede responder por esos mimos medios.
Las nuevas tecnologías abren el camino a la participación bidireccional, al feedback del ciudadano hacia la clase política, aspecto este que les aterroriza pues no saben por dónde les puede salir el tiro. Es por ello que, en mi opinión, hasta que no tengan las garantía suficientes de control (manipulación) sobre el medio, no lo utilizarán más que esporádicamente y como un medio auxiliar de apoyo.
I.Beristain Post author
Gracias Carlos por tus aportaciones que comparto en lo referido a la unidireccionalidad de los mensajes. Así ha sido y está siendo en muchos casos hasta ahora. Sin embargo creo que la potencialidad de la red (uso y acceso) reside en la dispersión de los actuantes y la enorme capilaridad de la misma, lo cual dificulta mucho hasta casi imposibilitar la manipulación de los mensajes. Además, estoy convencido que la bidireccionalidad a la que te refieres con acierto será en breve la norma y no la excepción¡ay de aquél que no lo entienda así!: sufrirá la maldición de las urnas… y pasará a ocupar un lugar destacado …¡en el olvido!.
Ana
Hola Iñaki, estoy totalmente de acuerdo que estamos en una época diferente; un periodo donde el poder de las EMPRESAS ha pasado a los INDIVIDUOS.
Un periodo muy interesante ya que las PERSONAS tanto como seres independientes, cómo como GRUPOS SOCIALES van cogiendo PODER. Un PODER que no depende del DINERO, algo no muy habitual en nuestra SOCIEDAD CONSUMISTA.
Las Nuevas TECNOLOGÍAS han abierto un canal de COMUNICACIÓN muy poderoso y que se rige con otras NORMAS.
El MUNDO tiene que CAMBIAR, las PERSONAS provocamos el CAMBIO, poco a poco pero es algo que ha COMENZADO y ya no tiene vuelta atrás.
I.Beristain Post author
Comparto contigo Ana el deseo de que las cosas, el mundo y sobretodo la mentalidad de la gente y, en consecuencia, su forma de actuar, cambien con el tiempo hacia un escenario de MAYOR DISTRIBUCION de los centros de poder. Este deseo contrasta sin embargo con lo que se observa en la realidad. Una gran parte de la gente (especialmente si está en posición de dominio) sigue actuando como si nada pasara, como si no asistiéramos al alumbramiento de un nuevo paradigma con nuevas escalas de valores y reglas de comportamiento.
Como ocurre demasiadas veces, se mezclan deseo y realidad y no siempre se parecen demasiado.
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