El aguador y la vasija quebrada: también para mi equipo


En «La Buena Crisis» de Alex Rovira, hallo una referencia a un cuento de Francesc Miralles relativo a la aceptación de las propias limitaciones y a sacar lo mejor de cada uno. El cuento dice así:

«Un portador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que lo llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua a final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón; sin embargo, la vasija rota llegaba sólo con la mitad del agua. Durante dos años completos diariamente sucedía eso. Por supuesto, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección, y se sentía muy mal porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía era su obligación.

Después de dos años la tinaja quebrada habló al aguador así: «Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo, porque debido a mis grietas tú sólo puedes entregar la mitad de mi carga y solamente obtienes la mitad del valor que deberías recibir».

El aguador le dijo compasivamente: «Cuando regresemos a casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino».

Eso hizo la tinaja y, en efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo del camino. Aun así, la tinaja se sentía apenada porque al final sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.

El aguador le dijo entonces: «¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello: Sembré semillas de flores a lo largo de todo el camino por donde vas, y todos los días las has regado, y por esos dos años yo he podido recoger estas flores. Si no fueras exactamente tal como eres, con todas tus limitaciones, no hubiera sido posible crear esta belleza».

Dice Julen (mi hijo, 12) que hay que saber sacar siempre el lado bueno de las situaciones y de las personas. A mi me parece que lo importante es no menospreciar a nadie, máxime en las tareas de equipo. Aquellas personas que a priori pueden parecer menos útiles en cuanto a los objetivos del proyecto de que se trate, en absoluto lo son. Creo que es responsabilidad de los coordinadores / facilitadores de los equipos el identificar cuál es la mejor contribución de las personas a los propósitos generales del grupo. El principio general es que todos pueden contribuir a su manera en  los trabajos en equipo y en las organizaciones.

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Una reflexión en “El aguador y la vasija quebrada: también para mi equipo

  • Jared

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