La separación entre los perfiles y los principios que imperan en la educación y los valores precisos para fomentar la innovación y crear mayores niveles de progreso, resulta evidente. Se precisa adecuar la oferta de la Educación con las necesidades para la Innovación, como apuesta a medio plazo para mejorar la competitividad de nuestra economía.
Esta aparente paradoja entre lo que se enseña (en términos de conocimiento y destrezas) y lo que se necesita para fomentar la innovación (esperanza de un futuro mejor) queda evidenciada en la conferencia de Fernando de la Rosa titulada «Reinventing Business Education» (si dispones de 15 minutos, no dejes de ver el excelente vídeo).
Fernando lo expone en términos de una aparente contradicción. Resulta preocupante tener una de cada cinco personas, en edad y disposición de trabajar, en paro con perspectivas de que se conviertan en 1 de cada 4. La cuestión de fondo planteada es saber qué responsabilidad es achacable al mundo de los negocios de esta situación y en qué medida el sistema educativo y más específicamente la educación para la gestión (business), es corresponsable de la misma.
El sistema educativo está en un «limbo»: produce gente no lo suficientemente generalista como para saber un poco de todo, ni lo suficientemente especialista como para dominar una determinada tarea, disciplina,… el sistema educativo está en medio y sus productos o output está en medio. Los licenciados ni son verdaderos especialistas ni generalistas. Ni lo uno ni lo otro:
a) La generación mejor preparada de la historia no tiene correlación con el mejor nivel de vida o bienestar de la historia
¿Quiere decir que más y mejor formación no implica mejor posición, seguridad y
perspectivas de futuro?
b) Tampoco hay correlación entre lo que se pide a las empresas y el tipo de educación que se da a la gente. Cuando acabas la carrera, si te quieres integrar en el mundo laboral has de estudiar la parte específica de tu disciplina o del contenido de tus labores.
Lo que la empresa NECESITA y lo que el sistema educativo OFRECE son cosas DISTINTAS. No hay encaje entre lo ofrecido y lo precisado
Así la empresa NECESITA:
i) innovación (hacer cosas diferentes para obtener resultados diferentes)
ii) productividad (obtener el máximo rendimiento de una determinada estructura de producción de bienes o servicios)
iii) resultados (caen las ventas,… hay que obtener mejores resultados para satisfacer las exigencias de los stakeholders- es decir de los intereses en torno a la empresa: propietarios, trabajadores, proveedores, clientes, sociedad,…)
El sistema educativo ofrece:
i) Educación e INNOVACION. Desde la educación no se fomenta la INNOVACION, ni la CREACTIVIDAD
Si Innovar:
a) es lo mismo que EQUIVOCARSE (es decir 99% de errores y 1% de aciertos); -el sistema educativo actual ofrece lo contrario (99 % de ACIERTOS y 1% de ERRORES, cuando la tasa de errores supere el mínimo permitido se SUSPENDE la materia.
b) Precisa que QUE TODOS PENSEMOS DIFERENTE como un medio para poder solventar los problemas actuales- la EDUCACION homogeneiza, empaqueta el conocimiento y fomenta la uniformidad. Por ejemplo ¿por qué se paga a TODOS LOS POFESORES POR IGUAL, cuando no todos aportan el mismo valor añadido a los alumnos? ¿por qué no hacerlo en función de su desempeño y de la evaluación del mismo?
ii) Educación y PRODUCTIVIDAD. La educación consiste en COMPRAR TIEMPO: 5 años de carreras, tantas horas de master,…
Debería de ser «si tienes algo mejor que hacer, no estés aquí» , si puedes generar más valor en otro sitio, no estés aquí;…
iii) Educación y RESULTADOS. Las empresas piden resultados y el resultado de la Educación es un papel: el título. En su lugar cada uno al terminar sus estudios debería de TENER un PLAN. Tengo claro mi modelo de negocio; sé lo que quiero hacer y cómo lo voy a hacer.
Existe por tanto un GAP, un diferencial entre necesidades del mercado y productos de la educación que conducen a un CAMBIO. La cuestión como siempre reside en la VELOCIDAD de CAMBIO (cuán rápido se va a producir el mismo).
¿Cuál es la solución por tanto para adecuar la oferta y demanda, los perfiles derivados del sistema educativo y los principios a implantar para que las empresas sean innovadoras y exitosas?
En una entrada posterior veremos los Factores del Cambio y las posibles soluciones aplicables a esta situación.
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Roberto
Veo claro que hay que cambiar la educación.
No veo claro cómo.
Y el problema es que cualquier cambio necesita de varios años para su implantación y más años para que los que están aprendiendo lleguen al mercado laboral.
¿Tenemos tanto tiempo?
Aunque está claro que hay que hacerlo sí o sí, también debe quedar claro que tenemos por delante un valle de mucho sol sin sombra.
I.Beristain Post author
Estimado Roberto:
La falta de sincronía entre lo que se precisa en el mercado laboral y lo que ofrece el mundo educativo es un elemento permanente en estos tiempos. Se ha visto agudizada por la aceleración del cambio. A medida que el progreso tecnológico avanza a velocidad creciente, así cambian también los perfiles que se precisan para cubrir las necesidades del mercado. Es precisamente esta velocidad de cambio la que en mi opinión dificulta sobremanera una adecuación ya de por sí compleja: que se forme a la gente que sale al mercado laboral con las habilidades y conocimientos requeridos por el mismo.
Evidentemente la tarea es difícil, combina una visión de largo plazo para saber, no ya los conocimientos que harán falta dentro de unos años, sino las habilidades precisas para adquirirlos en ese momento posterior.
Muchas gracias por compartir tu punto de vista sobre este tema.
Iñaki Barredo
enhorabuena por el artículo Iñaki. Gran reflexión la que planteas sobre la educación. Estamos fracasando en lo fundamental y no hay más que mirar someramente a las estadísticas de fracaso escolar. La transformación tiene que ser fundamental, pero no creo que tengamos que obcecarnos en las demandas del sistema productivo que no deja de ser pura coyuntura.
Iñaki
Muchas gracias Iñaki por tus reflexiones.
Estoy de acuerdo en la no sacralización de las necesidades del sistema productivo, ya que en el fondo la adecuación de la oferta y demanda de trabajo depende también y de forma importante de cada una de las personas potencialmente empleadas. Me explico: hace muy poco tuve ocasión de leer un artículo de Javier Martínez Aldanondo titulado «La vida es una sucesión de cubos de Rubrick» (muy recomendable por cierto; lo tienes en http://www.catenaria.cl/nl.php) donde esgrime la idea de que la pérdida de empleo está más ligada a la obsolescencia de nuestras habilidades y conocimientos que al resto de factores a los que se acude para justificar un despido.
Dice así:» Es obvio que si una empresa te contrató tiempo atrás, no fue por caridad sino por el hecho de que entendió que eras capaz de hacer cosas que resultaban un aporte para los productos o servicios que ofrecía a sus clientes. Es decir, reconocía que tenías un conocimiento valioso y le interesaba “alquilártelo” en unas condiciones determinadas para incorporarlo en algún proceso dentro de su cadena de valor. Y cuando te despide, ¿Qué es lo que cambió? Simplemente que el conocimiento que inicialmente tenías y que es la razón por la que te contrataron, perdió vigencia, se fue depreciando hasta resultar innecesario. Para una empresa, todo el que no suma, resta. Hay 2 elementos que van de la mano y que explican este proceso de caducidad del conocimiento: el tiempo y el cambio. Sabemos que el tiempo es el máximo innovador y que si hay algo seguro en la vida es que todo cambia, el cambio es la única constante. El futuro no es una proyección lineal del pasado Lo que antes era válido no necesariamente lo será en adelante. La historia está llena de ejemplos que demuestran que no hay garantía alguna que lo que te hizo exitoso e imprescindible en un momento determinado, seguirá siendo igual meses o años después. Esto les ha ocurrido a personas, empresas y países que en un momento dado parecían invencibles, siendo Kodak el último gigante en caer. La lección que debiésemos extraer es que de la misma forma que es fundamental contar con el conocimiento necesario para realizar tu trabajo, de igual manera hay que entender que el conocimiento se va devaluando con el tiempo y por tanto es requisito imprescindible invertir en su renovación, en mantenerlo actualizado o en sustituirlo por otro cuando lleguemos a la conclusión de que dejó de ser útil. Un herrero de la edad media tenía conocimiento valioso cuando sus clientes le solicitaban fabricar espadas o herrar caballos (principal medio de transporte de la época) pero en el 2012 tendría pocas opciones. Si miramos nuestra trayectoria laboral, es fácil darnos cuenta de que hoy estamos haciendo tareas distintas que 10 años atrás y que requieren un conocimiento del que no disponíamos en ese entonces. Al mismo tiempo, mucho del conocimiento que manejábamos hace tan solo una década no tiene apenas utilidad actualmente. Si aceptamos esta realidad, entonces podemos prever que de cara al futuro, nos espera la misma dinámica solo que más acelerada. ¿Quién no ha escuchado decir que el 80% del conocimiento que utilizamos en el trabajo estará obsoleto en 5 años?
Todo esto significa que es responsabilidad de cada uno mantener actualizado su propio conocimiento, deshacerse del que ya no sirve y estar atento a incorporar el que pueda ofrecerte oportunidades futuras. Si dejas de nadar, te hundes. La pregunta entonces es: ¿Qué debería haber aprendido que si hoy lo supiera tendría asegurado un trabajo? Responder esa interrogante es esencial con independencia de que estemos inmersos en un modelo económico irracional (obsesionado con los resultados económicos y los beneficios, la competencia y el consumo) o de si la empresa en que trabajas te da oportunidades para aprender y desarrollarte. Tu situación laboral, tanto por cuenta propia como ajena, siempre va a depender del conocimiento que tengas. Si atesoras un conocimiento que el mundo reconoce como deseable (como el que tiene Messi a sus 24 años) tu presente está asegurado mientras ese conocimiento esté vigente. Mucha gente cree firmemente que una persona de 50 años que pierde el trabajo tiene casi imposible su reinserción en el mundo profesional. Esto equivaldría a asumir que alcanzada la madurez, el hombre ya no puede aprender, está condenado a no poder crear nuevo conocimiento ni reinventarse lo que es una falacia ridícula y sin base alguna. Desde luego, el esfuerzo que se requiere no es menor pero si algo caracteriza al cerebro es su plasticidad y los seres humanos son capaces de seguir aprendiendo hasta que mueren, tan solo hace falta motivación. La pregunta es: ¿Cuántas personas conoces, independientemente de su edad, que tengan planeado lo que quieren y van a aprender el próximo año?»
A mi me parece que es una reflexión que hemos de interiorizar y hacerla con honestidad para con nosotros mismos, sin mirar siempre hacia fuera tratando de hallar en exclusiva en otras partes la responsabilidad de nuestra situación.
Saludos y gracias de nuevo
Roberto
Acongojante!!
Cada vez nos estamos convirtiendo más en un producto que debemos pulir, actualizar y, por supuesto, vender.
Para lo bueno y para lo malo.
Hala, a aprender.
Carlos Lezama
Espero estés bien.
Excelente artículo: debemos llamar la atención sobre esto a todos, porque la educación no es solo la del sistema educativo formal, sino también la que damos en casa.
Es necesario promover valores y destrezas en función crear/innovar pero además con sentido social, no meramente económico.
Saludos
I.Beristain Post author
Estimado Carlos:
Muchas gracias por tus apreciaciones. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que cuando se educa a una persona, no es posible separar el ámbito escolar y el familiar como si fueran dos realidades distintas e inconexas. La formación y los valores que rigen nuestra actuación los vamos adquiriendo en el día a día, combinando todos los ámbitos de la realidad que cada uno vivimos, de ahí que el esfuerzo consciente en casa por la recuperación de los valores positivos sea hoy más que nunca el gran reto al que los padres no enfrentamos.
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