Europa: ¿encadenada a la crisis?


La concesión del IV Premio de periodismo Eurobask, al economista Alberto Alberdi Larizgoitia, por su artículo titulado “Europa encadenada”, culmina con una conferencia del ganador en el Parlamento Vasco el 9 de mayo y constituye un excelente momento para felicitar sinceramente al galardonado, no sólo por este trabajo, sino por su dilatada trayectoria en el análisis, diagnóstico, previsión y propuestas para la economía vasca, a la que tan importantes contribuciones ha hecho desde el desempeño de sus distintas responsabilidades en la administración vasca. Es sin duda un reconocimiento a uno de los macroeconomistas más brillantes que tenemos en Euskadi.

En un reciente artículo titulado ”Euskadi y Europa ante la Gran Depresión 2.0”, cuya lectura detenida se recomienda, Alberto hace un repaso histórico del devenir económica pre-crisis y desgrana los antecedentes de la situación actual, para seguidamente elaborar un diagnóstico y trazar las grandes líneas de por dónde orientar las políticas a implementar e iniciar un proceso de cambio que reclama con urgencia para nuestra economía. Creo que gran parte de los argumentos de su conferencia “Europa encadenada a la crisis” seguramente serán coincidentes con las ideas tesis principales de este artículo que paso a sintetizar.

De este modo, Alberto tilda a la crisis actual como de confianza, no refrendada por los datos reales, salvo en los déficits públicos, que es preciso reequilibrar para reactivar el crecimiento económico. En realidad estamos enfrentándonos a un problema de generalizado de diagnóstico erróneo, donde las recetas consensuadas, por el hecho de serlo, no tiene porqué ser necesariamente correctas ni exitosas en sus resultados, tal y como se observa en la realidad.

En su opinión, la austeridad junto a la deflación salarial como generadores de un movimiento económico expansivo, son elementos contradictorios en sus propios términos y como tales no suponen ninguna salida a la situación actual, catalogada como de Gran Depresión 2.0.

Los tres elementos que caracterizan a los desequilibrios actuales tienen que ver con la crisis de la Deuda soberana, la resolución pendiente de la crisis bancaria que deriva en la parálisis crediticia y el elevado nivel de endeudamiento del sector privado, que exige un proceso de desapalancamiento o reducción de las deudas como condiciones previas a la vuelta al crecimiento económico y a la mejora de las condiciones de vida.

La revisión histórica sitúa al fenómeno de la financiarización como la respuesta fallida a la gran crisis e inflación de la década de los 70 y principios de los 80, que desembocó en un vuelco en la distribución de la renta en contra de las rentas de capital junto origen de una crisis fiscal que perduró una década.

La actual crisis sistémica,  desencadenada en 2008, sobreviene de manera inesperada y halla a la economía vasca en pleno proceso de expansión y convergencia en los principales parámetros de competitividad  (renta, empleo y nivel tecnológico) respecto al promedio europeo que actuaba como el horizonte al cual tender.

El tránsito del capitalismo empresarial anterior hacia un capitalismo financiero lleva consigo el deterioro de la distribución de la renta a favor de capital, en un movimiento pendular respecto a la situación precedente, hasta el punto de que las rentas de capital cobran mayor importancia que las rentas procedentes del trabajo en el total generado. Se trata de un cuadro coherente: la hegemonía del capitalismo patrimonial y managerial internacionalizado ha conseguido la desfiscalización de las rentas del capital, en una patente burla no ya del principio de progresividad, sino del de igualdad consagrado en las constituciones.

En este contexto de aumento de la influencia de la economía financiera en detrimento de la economía productiva, las políticas contracíclicas iniciales vacían las arcas públicas y son incapaces de afrontar la segunda oleada de la crisis. La insoportable incapacidad de la Unión Europea, los fallos institucionales de la Unión monetaria, huérfana de los tres elementos esenciales que debiera tener:

1) un prestamista de última instancia para el Estado,

2) flexibilidad e integración económica, esto es, movilidad de los factores para enfrentarse a shocks específicos, y

3) transferencias fiscales y deuda común,

complica más aún la posible salida de esta situación.

A la falta de una visión europea compartida sobre una política fiscal (ausencia de una aproximación única sobre deuda, ingresos y gastos comunes), se une la falta de un liderazgo político, capaz de arrastrar hacia esa visión europea compartida.

La solución  para Europa ha de venir  de la mano de un gran acuerdo o New Deal europeo, basado en la progresividad fiscal, promoción del gasto en  nuevas infraestructuras, capital humano e I+D+i, con especial enfoque hacia los países en dificultades. Todo ello a través de un gobierno representativo con un Presidente electo a la cabeza. Ello permitiría contar con la actuación de los estabilizadores automáticos, la activación de fondos de estabilización económica debería implantarse y de un seguro de desempleo a escala europea como seña de unidad y solidaridad.

La respuesta desde Euskadi se orienta hacia el impulso de la segunda transformación económica, reforzada por la articulación y la gobernanza internas, la evaluación de las políticas públicas y la reforma de la administración, a través de enorme esfuerzo de innovación institucional y pública.

Finalmente el desarrollo habrá de venir por la recuperación de valores como equidad, solidaridad,  esfuerzo individual y cooperación que permitan conjugar la construcción libre de la identidad personal con la de una identidad comunitaria nacional compartida que mutuamente se refuercen.

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3 reflexiones en “Europa: ¿encadenada a la crisis?

  • Roberto

    Estoy totalmente de acuerdo con que una solución inteligente podría ser la creación de una especie de New Deal europeo, pero tendrás que reconocer que esta crisis está siendo un baño de decepción total respecto al género humano, su egoísmo desenfrenado y la demostración de que los políticos son humanos y los humanos somos seres decepcionantes.

    Yo ya no sé si hablar de crisis de confianza o crisis de valores o crisis de valor para mirarse en el espejo.

    Si puedes un día nos haces una reflexión sobre Bankia.

    Gracias una vez más Iñaki

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  • Begoña Urigüen

    Comparto el diagnóstico de Alberto y entiendo que se haya premiado su análisis.

    Es lamentable la imagen que se está dando de Europa y el derroche de esfuerzo y capital humano que se está haciendo por parte de unos irresponsables incapaces o inseguros.

    ¡Ojala seamos capaces de encontrar otros (y otras) que consigan crear ese New Deal o acuerdo europeo que propone Alberto en el que Euskadi aporte todo lo que es capaz!

    Reply

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